El Mio Cid audio libro.
El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
Escucha en el siguiente enlace el libro que quieras....
Descarga en el siguiente enlace tus libros en PDF
Enlaces relacionados
VÍDEOS DE PROFUNDIZACIÓN
Literatura Española
España es rica en escritores, poetas y dramaturgos con talento... haznos caso, la lista es larga. Uno de esos maestros de la literatura es Miguel de Cervantes, creador del legendario Don Quijote, que ha sido usado en todos los aspectos de la cultura española. Lope de Vega es otro ejemplo de un maestro del Barroco.
La poesía es una fuerza poderosa en España, con muchos ejemplos que justifican esta afirmación. Qué mejor ejemplo que la Generación del 27, en la que se incluye la exquisita obra de Federico García Lorca, que había sido compañero de residencia universitaria de los genios surrealistas Salvador Dalí y Luis Buñuel. Si la Generación del 27 no te convence, ¿qué tal la Generación del 98? Ya seas un apasionado especialista de la palabra escrita o un visitante de paso, seguro que hay algo que encienda tu creatividad en esta sección de Literatura Española.
Historia de la Literatura Española
La historia de la Literatura Española se remonta a siglos atrás, y es evidente que a lo largo de este tiempo la literatura española no sólo ha sido influida por los eventos que ocurrían dentro de España y a lo largo del mundo, sino que también ella ha influido en el mundo. España ha producido escritores fantásticos en todos los géneros, muchos de los cuales han jugado un papel decisivo en el desarrollo de alguno de los más importantes movimientos literarios. Así que por qué no seguir leyendo y aprender más cosas sobre la historia de la Literatura Española.
Literatura española temprana
Una de las historias más antiguas de España es la de El Cid, original del siglo XII, una narración épica transmitida de generación en generación por la tradición oral. Las primeras obras escritas, sin embargo, aparecieron en el siglo XIII, cuando la literatura comenzó a cultivarse en todos sus géneros: teatro, poesía y prosa. Sin embargo, el gran florecimiento de la Literatura Española llegó con el Renacimiento, cuando hubo una fuerte influencia italiana en España. Muchos de los trabajos producidos durante este periodo, por lo tanto, tenían también un fuerte tono religioso, como las obras de Fray Luis de León o San Juan de la Cruz.
Literatura del Barroco y la Ilustración
Una de las épocas más importantes para España fue el Siglo de Oro, en el que la literatura barroca se puso de moda. Durante este tiempo, incontables obras literarias fueron producidas, entre las que se encuentra el archifamoso Don Quijote de Miguel de Cervantes. Este libro suele considerarse la cima de la Literatura Española. Sin embargo, también debemos recordar a otros autores, como el dramaturgo Lope de Vega y el poeta Quevedo, que también se encontraban escribiendo durante este periodo.
Tras el periodo Barroco, la Ilustración representó un cambio en la vieja idea de autoridad, así como una liberación de la valuación de sentimientos y emociones, prefiriendo valorar la razón. Durante este periodo, la prosa y el ensayo fueron los géneros más practicados, pues la poesía se veía como algo anticuado.
Literatura Romántica y Realista
Sin embargo, todo este furor racional y lógico no podía durar, y la literatura de la Ilustración fue rápidamente eclipsada por el Romanticismo, que tenía preferencia por sentimientos y emociones. La literatura romántica era libre, y no jugaba con las mismas reglas que habían gobernado los anteriores movimientos literarios. Sin embargo, con el tiempo los escritores se aburrieron de este movimiento, y se inclinaron por un enfoque más realista; de ahí el nacimiento del Realismo en la Literatura Española. La literatura realista estaba diseñada para pintar un retrato exacto de la sociedad, y evitaba el estilo exageradamente imaginativo del Romanticismo.
Literatura Moderna
Los siglos XX y XXI han sido un gran momento de cambio para España, aunque la literatura española se desarrolló mucho menos. No hay grandes movimientos durante estos años, pues cada escritor trataba de encontrar su propio estilo individual. La Guerra Civil Española y la dictadura de Franco dieron lugar a varias generaciones de escritores - Generación del 98, Generación del 14, y Generación del 27- que ayudaron a desarrollar la literatura española. La censura era una de las presiones más grandes de la literatura española en tiempos de Franco, lo que hizo que los escritores tuvieran que ser mucho más astutos y sutiles para expresar sus verdaderos sentimientos.
En el presente, la Literatura Española ha visto pocos movimientos literarios nuevos. Muchos de los autores más jóvenes escogen escribir en un estilo muy realista, comentando y criticando la sociedad moderna en la que viven. Sin embargo, con el avance de la globalización muchos escritores españoles han conseguido que sus obras sean leídas por audiencias internacionales, por lo que algunos de estos autores españoles han entrado en las listas de los mejores autores del mundo.
Más sobre Literatura Española
ENLACES RELACIONADOS
HISTORIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
LINEA DEL TIEMPO: EVOLUCIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
HISTORIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
LINEA DEL TIEMPO: EVOLUCIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
VÍDEOS RELACIONADOS
Por Nandu de Diego. Resumen Latinoamericano, 5 febrero 2018
Los medios de comunicación en todas sus vertientes, representan parte de la idiosincrasia que caracteriza a las sociedades contemporáneas desarrolladas o en vías de desarrollo y a su educación, atendiendo a su papel formativo en este área. En la actualidad no es posible comprender la faceta política, cultural y económica de las mismas sin prestar atención a la función que en ellas desempeñan las tecnologías de la información. Los medios contribuyen a modelar gradualmente la vida de todos nosotros, lo que pensamos, lo que nos gusta, y en definitiva, lo que hacemos. La comunicación de masas constituye pues, un fenómeno relevante en la historia reciente, principalmente de los países occidentales con sectores poblacionales más amplios.
En las áreas menos desarrolladas y con mayor déficit cultural, donde no existe un influjo comunicacional que represente sus demandas, el discurso dominante es absorbido (que no asimilado) con mayor facilidad, por lo que no haremos en esta ocasión especial hincapié en profundizar en dicho contexto, si bien merece la pena recalcar que, reducir el análisis de este fenómeno a un sistemático control de los indicadores económicos y sociales que plantea el capitalismo, es un error que se repite con frecuencia y que detiene el avance del propio desarrollo en sí. Vemos como en algunos países de Latinoamérica por ejemplo, su oposición a la implantación de un sistema capitalista de desarrollo es la principal causa de que terminen considerados como subdesarrollados a ojos de la comunidad internacional, atendiendo a criterios financieros en relación al mercado global pero pasando por alto los logros en materias de sanidad, educación, vivienda, etc.
Está comprobado que los medios de comunicación de masas ejercen una influencia enorme entre la clase obrera, perpetuando la ideología de los estratos dominantes en cada época, que son quienes mayoritariamente disponen de estos medios de producción intelectuales (“las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de la época”), y creando tanto un sistema de valores globalizado, como patrones de conducta a través de la opinión pública que no supongan una amenaza para el poder socioeconómico y político establecido. La ideología explotadora establecida en un sistema de clases antagónicas tiende a tergiversar la realidad social y desviar la conciencia de los explotados.
En este contexto lacayuno campan a sus anchas los oportunistas de turno, camuflando de periodismo independiente lo que objetivamente parece sumisión a la mano que los paga, los mismos que nos vendieron aquel falso relato mal llamado “transición”, mientras otros más concienciados se jugaban la libertad e incluso su vida por ejercer la profesión.
El problema comienza cuando pierden la máscara y se los descubre.
Ante la incapacidad de los medios de información hegemónicos (reducidos a meras plataformas desde donde reproducir con comodidad el mensaje de su amo) de disimular que tan solo sirven a los intereses estructurales del sistema capitalista, parece que estos han optado por aferrarse a estrategias infantiles, para tratar de hacer frente a todas aquellas posiciones desde donde se cuestione su cada vez más debilitada credibilidad o se entorpezca en modo alguno su labor de persuasión sobre el receptor.
Nos permitimos rescatar el papel que un joven Karl Marx jugó como periodista y escritor en otros tiempos, y que a tenor de la coyuntura actual cobra plena vigencia para explicar este fenómeno reaccionario. El filósofo asentaba por entonces precedente en términos periodísticos, creando su propio estilo crítico, enfocado a denunciar la desigualdad social y a organizar y representar la lucha revolucionaria de los oprimidos, y cuyos fundamentos encontrarían respaldo posteriormente en la labor continuadora de Vladimir Ilich Uliánov, “Lenin”, quien promulgaba que “la libertad de prensa burguesa significa libertad para comprar y falsear la opinión pública”.
Mucho ha llovido desde entonces hasta hoy, y la necesidad del “establishment” de adaptar su estrategia de promoción a los tiempos presentes, tanto en fondo como en forma, y su sumisión a los principios de la sociedad de consumo, condenaron al abandono a aquellas prácticas propagandísticas donde los pensadores forjaban sus conocimientos en cada día de trabajo.
Son varios los motivos numerables que han impulsado los grandes cambios producidos desde entonces hasta hoy en el oficio, pero principalmente destacaremos un par de ellos que a nuestro juicio adquieren especial relevancia.
Nos referimos a la gestión de la tecnología y la creación de nuevas plataformas y redes sociales virtuales, que significativamente han sustituido a las fuentes al uso y sitúan al transmisor en igualdad de condiciones con el destinatario del mensaje, propiciando un escenario idóneo donde instaurar una socorrida posverdad, que no es sino una mentira con un nombre más atractivo. La peligrosidad radica en que dentro de este contexto de matizable pluralidad, cualquier usuario con acceso a internet sería capaz de desmontar una noticia, en caso de que su contenido no hubiera sido debidamente contrastado, lo que parece suponer una molestia para ciertos pseudointelectuales del sector, que observan cómo se rompe la unidireccionalidad de su discurso, algo que no sucede en radio, televisión y prensa, donde sin embargo enfrentan una notoria pérdida de audiencia e ingresos.
El progresivo desarrollo de las fuerzas de producción emanadas del capitalismo, entra de este modo en disputa con las relaciones sociales que genera. La solución que aplican para solventar este conflicto, es reprimir y censurar los contenidos que interpretan como incómodos.
Por otro lado, este nuevo entramado de difusión de la información genera una atroz competencia por la inmediatez en su publicitación, que es el otro punto clave al que aludía con anterioridad. La necesidad de ser los primeros en comunicar un acontecimiento, obliga a acortar el proceso de investigación, elaboración, edición y posterior publicación de la noticia, lo que es contraproducente con el fin último de informar pero no con sus intenciones de hacer de su doctrina un elemento incuestionable.
Nos explicamos; el control de la comunicación es un método para ejercer el control social, por lo que la saturación de contenidos ayuda en su plan de desviar la atención del individuo, disimulando los problemas importantes que lo afectan y visibilizando otras banalidades idealistas, que a menudo suscitan el interés suficiente para ser aprovechadas a modo de caballo de Troya, a la hora de efectuar incluso injerencias imperialistas sobre la soberanía de diferentes países, los procesos de paz, el comercio internacional…
Sin ir más lejos y por citar algunos ejemplos recientes, nos encontramos inmersos en un anómalo proceso de criminalización mediática al gobierno ruso a raíz de una broma gastada por humoristas a la ministra de Defensa del estado español, proceso alentado desde sus editoriales por algunos personajes de dudosa catadura moral, que no hace sino evidenciar la falta de profesionalidad dentro y fuera de las instituciones. Antes fue la República Bolivariana de Venezuela, la República Árabe Siria, Irak, Libia, Cuba, Vietnam y así sucesivamente la élite de los “mass-media” aprovechan para fabricar enemigos distantes sobre los que descargar el descontento de la opinión pública, inhibiéndola de su realidad cercana y de los asuntos internos que la competen.
Esta dinámica basada en el miedo, la abstracción y el clientelismo político actúa como catalizadora de la desafección social existente, y conduce a la asunción de medidas drásticas por parte de los interesados, que justifican así cualquier retroceso en los derechos sociales de la población. El funcionamiento es el siguiente; Se crea un problema a priori inexistente, la sociedad se escandaliza en los tiempos previstos a tal efecto, y posteriormente desde los puestos de poder se presentan soluciones partidistas que ellos mismos se encargan de que sean aceptadas con agrado por el resto. Como se puede apreciar, todo esto tiene un carácter muy “democrático”.
Los miles de millones de euros que el gobierno destina de nuestros bolsillos a subvencionar las radios y televisiones públicas parecen insuficientes para dotarlos de eficacia y transparencia, máxime cuando se prioriza estatalmente en los medios privados, que inexplicablemente también son financiados impúdicamente sin un criterio claro. Estos últimos son los que más influencia poseen a la hora de generar un entorno de pensamiento único, tan valorado por los grandes “lobbies” que monopolizan la información y por la oligarquía financiera.
En el estado español concretamente, los grandes grupos empresariales existentes, como es el caso de Grupo Prisa, Mediaset, Grupo Planeta, Godó y demás, son financiados por el sector bancario, por multinacionales, por la conferencia episcopal, y toda suerte de aristócratas postmodernos, lo que da buena cuenta de su imparcialidad ideológica.
Malcom X profetizaba al respecto lo que más tarde se asumiría como una realidad inherente a la industria de la información “si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido”. Cierto, los medios tienen la capacidad de hacer creer que una inocente víctima parezca un criminal y al revés, lo que supone una tendencia inaceptable bajo cualquier concepto y que por desgracia cada vez es más frecuente.
Aunque detrás escondan una motivación mercantil, el periodismo al igual que la publicidad guardan como vemos un fuerte componente emotivo que prevalece sobre el conocimiento racional, con el que el usuario trata de encarnar su ideal identitario, arrastrado entre otros factores por el carisma del emisor y la popularidad de la marca empresarial. Se modela de esta manera un nuevo consumidor que carezca de actitud crítica ante lo que se le ofrece, sin que el sistema cambie por ello siquiera un ápice de su funcionamiento.
El indefenso receptor, en la mayoría de los casos, no tiene contacto directo con las fuentes desde donde se construyen las noticias, por lo que se ve obligado a supeditar su postura a la voluntad de quienes en último término las trasladan al público.
Pero antes de que esto suceda, la información debe atravesar los sucesivos filtros que la imponen las diferentes capas de poder que atraviesa, con el añadido de que los intereses de los mecenas de estos grupos están bien representados en los cargos que ostentan en los consejos de administración. La noticia sufre así un proceso de “mediatización”.
Esta teoría sostiene el argumento de que los medios proyectan la visión de una élite minoritaria, formada por personas importantes dentro de las corporaciones, que los controla.
RESEÑA
RESEÑA